ESTO NO ESTA AQUI

EL ORIGEN DE LA DESDICHA



por luis Iturri

 


La historia humana esta construida, entre otras cosas, por muchos errores y una larga sucesión de injusticias. Los peores defectos humanos han tenido un papel importante en el desarrollo de nuestra historia conocida. La ambición, el egoísmo, la envidia, la vanidad o la ignorancia de algunos han condenado al sufrimiento a muchos millones de seres durante muchísimos años. De tener oportunidad, muchas de esas victimas, hubieran hecho lo mismo con sus semejantes.
Entonces, nos preguntamos cual es el principal error que hemos cometido para lograr este mundo repleto de desigualdades y en progresivo deterioro. En suma, ¿Cuál es el origen de la desdicha humana?
Nuestra constante necesidad  de alimento y abrigo nos pone frente al primer desafío: procurarnos lo necesario para sobrevivir. El entorno en que nos ha tocado nacer y el grupo social que nos rodea definirán cuan dificultoso nos resultara esta tarea. La forma en que nos relacionamos unos con otros formara una compleja red que determinara las condiciones de nuestra vida. El medio material. A su vez, modificara el comportamiento de los individuos que forman el grupo.
Quienes creemos que la vida no necesariamente tiene que ser un valle de lagrimas, aceptamos que existen muchas adversidades imposibles de eludir.  Muchas otras, sin embargo, son producto de condiciones evitables provocadas exclusivamente por un mal comportamiento humano. No es fácil definir que significa “mal comportamiento” ya que existen muchas acciones humanas que perjudican directa o indirectamente a algunos y benefician a otros. Un escritor escribió: “hacer el mal es creer que se tiene el derecho de tratar a los demás sin amor”.
Quizás el defecto principal que motive un mal comportamiento sea el egoísmo. De allí, parecen derivarse otros igualmente dañinos como la avaricia y la vanidad. La ignorancia, además, se encuentra en la raíz de todos ellos. Cuando el ego domina nuestras acciones no hay lugar para el amor. Pensar solo en nuestro beneficio es una actitud que podemos comparar con un tumor, donde un grupo de células dejan de intercambiar información y elementos con sus vecinas y se enquistan perjudicando al conjunto. El ego solo quiere recibir sin compartir, y ambiciona cada vez más. Así  desarrolla su avaricia y, como vive en constante comparación, empieza a envidiar a quienes tienen lo que el anhela. El ego prefiere el poder sobre los demás que sobre si mismo.
La vanidad es, también, producto del ego. La necesidad de sentirse valorado o enaltecido por los demás es un ciclo sin fin en el que nunca se tiene lo suficiente, donde el objeto de nuestra satisfacción no depende de nosotros sino de algo que esta afuera.
La ignorancia es desconocer que los caminos del ego son como una serpiente que se muerde la cola y que nunca dan lo que prometen. Como un vaso con un agujero que, no importa cuanto ni cuan rápido se llene, siempre acabara vacío.
En nuestras sociedades “civilizadas”  el culto al ego es considerado virtuoso y promocionado como una posibilidad de bienestar. Los seres más egoístas del mundo son premiados con mas poder y son propuestos como ejemplos de éxito.
Ahora, deberíamos preguntarnos si es posible una educación donde podamos desarrollar otras virtudes y consideremos a los demás como una parte de nosotros mismos, así como también entendiéramos nuestro ambiente que no esta afuera de lo que somos. Mucho más radicalmente, podemos preguntar ¿cuando comienza el egoísmo? ¿Es aprehendido o esta incluido en nuestro mecanismo de supervivencia?  Posiblemente, gracias al ego podemos desarrollar miedo y eso nos puede salvar la vida en determinadas situaciones. Y no parece haber nada de malo en eso, pero los límites son sutiles y podemos pasar rápidamente de la cautela a la cobardía. Así como podemos pasar de conseguir lo preciso a acumular lo innecesario, perjudicando el intercambio y favoreciendo a la miseria.
El primer paso para el cambio es comprender.
Cada acto importa.

EL DECRECIMIENTO


por luis iturri

¿Que es esto?  En principio, parece un concepto negativo, contrario al crecimiento como sinónimo de progreso y transformación positiva.
 Una muy buena explicación la dio un señor llamado Ivan Ilich con lo que el llamo la lógica del caracol: en ella explica que el caracol construye su caparazón construyendo una espira  y luego otra más amplia que la anterior. Llega un punto donde se detiene y comienza a enroscarse en sentido contrario. Si en vez de volver hacia atrás continuara construyera otra vuelta al espiral esta seria , por progresión aritmética, 16 veces mas grande y el pobre no podría ya arrastrarse, razón que lo llevaría rápidamente a su extinción.
Esta sabiduría natural de este pequeño molusco no es compartida por la amplia gama de economistas de nuestro mundo, quienes propugnan al crecimiento económico como un excelente índice de calidad de vida y única dirección para las economías saludables. De hecho, uno de los indicadores clave para medir nuestro estado de bienestar es el crecimiento del consumo. El índice empleado por excelencia para medir el progreso de una economía es el PIB, que sin embargo no tiene en cuenta aspectos como el bienestar de la población ni el valor y conservación de los ecosistemas, sin hablar de asuntos mucho mas difícil de medir como la felicidad.
Empecemos por entender que el sistema económico humano es un subsistema dentro de otro sistema mucho mayor: el planeta tierra. Por si algún desprevenido aun no lo ha pensado; todos y nuestros recursos provienen de él.
En la actualidad, si todos los habitantes del mundo consumieran recursos como un norteamericano, necesitaríamos más de 5 planetas tierra para abastecernos. Es evidente, que en muchas partes del mundo sus habitantes no tienen ni siquiera lo suficiente para alimentarse, pero incluso en los países pobres, las políticas económicas y los medios de comunicación prometen modelos  similares a los países ricos.
El hecho real y palpable es que el planeta esta siendo devorado por la plaga del consumismo desenfrenado. Los recursos, a este ritmo, no serán suficientes para todos y de no modificar las reglas de este sistema, las consecuencias serán trágicas.
 El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social que apunta a cambiar las políticas del liberalismo económico reinante y modificar nuestra forma de comprender la realidad. Cambiando los conceptos adquiridos por la propaganda mediática de forjar nuestras identidades  en base a pertenencias materiales.
El decrecimiento no significa crecer negativamente, sino hacerlo de forma coherente y conociendo los límites que nos impone la naturaleza, decrecer no es volver a las cavernas, pero si es volver a las economías locales, decrecer no es hacer fuego con piedras y alumbrarse con velas, pero sí es llevar a los niños al colegio del barrio andando o en bicicleta en lugar de llevarlos en gigantescos 4×4. Decrecer es saber que por cada puesto de trabajo precario que se crea en los grandes centros comerciales de las afueras se pierden cinco en los comercios de proximidad.
Hay que comenzar comprendiendo que el crecimiento ilimitado es un mito, un imposible dentro un planeta que no es inagotable. El desarrollo sostenible, promovido desde el poder, también es un engaño si se promete la misma forma de vida actual, ya que es inviable sostener los niveles de consumo de los países ricos.
Pero el concepto de consumo responsable no significa que en todos los casos y circunstancias haya que consumir menos, dado que un gran número de personas en el mundo necesitan consumir más, tan sólo para sobrevivir.
Así pues, el consumo responsable debe aplicarse a cada realidad social y económica, de tal forma que, en unos países este concepto deba hacer hincapié en la necesidad de consumir menos, pero, por lo general, hará falta consumir de manera diferente y más eficiente. En todos los casos será necesario redistribuir y garantizar la oportunidad de consumir lo necesario.
Para esto es fundamental reformular las leyes del mercado y salir del capitalismo, ya que este no tiene razón de ser sin el aumento de la producción y el consumo.
Junto a cambios imprescindibles en nuestra conducta individual, hay que perfilar movimientos que peleen por modificar radicalmente muchas de las reglas del juego imperantes en nuestras sociedades.
 Algo que podemos hacer:
-Promover y divulgar conceptos ocultos por los medios de comunicación, como el decrecimiento o el consumo responsable.
-Participar
-Ajustar los consumos a las necesidades reales: preguntarnos si lo que vamos a comprar lo necesitamos o no.
-Considerar el impacto ambiental, desde el punto de vista del ciclo de vida del producto que compramos, teniendo en cuenta el conjunto del proceso desde la producción, transporte, distribución, consumo y los residuos que genera al final de su vida.
-Plantear qué tipo de comercio queremos favorecer.
-Asegurar la calidad de lo que compramos, para  adquirir bienes más saludables y duraderos.
El movimiento decrecentista tiene diversos defensores en muchos países que luchan por el cambio social. Muchas voces sensatas que pelean contra la desinformación y el ocultamiento mientras la  monstruosa maquinaria publicitaria sigue incitando al consumo irresponsable y sembrando el desconformismo con nosotros mismos. Es un movimiento que, aunque no es nuevo, esta surgiendo con fuerza  alrededor del planeta.
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"Actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable."      Eduardo Galeano