ESTO NO ESTA AQUI

Saramago




SARAMAGO: LA ALTERNATINA AL NEOLIBERALISMO SE LLAMA CONCIENCIA.

Aquí pueden ver un video con este esclarecedor discurso:

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El hombre inconcluso


El hombre incompleto busca en las vidrieras infinitas del televisor los pedazos que le faltan.

Quiere comprar lo que no tiene pero nada es suficiente, el agujero se hace más grande cuanto mas consume.

 Casi nunca se pregunta que es la felicidad.

El tiempo no le alcanza por lo mucho que debe trabajar para construir su propia jaula. No tiene tiempo para escuchar las advertencias del cuerpo y la razón.

El hombre inconcluso creció esperando ser grande para estar, al fin, entero. Ahora grande, ya no sabe ni lo que busca. Solo sabe que le falta algo.

Es un desconocido para si mismo, su propia imagen es lo que cree que piensan los demás sobre él.

No tiene vida interior ni intimidad y vive más pendiente de su apariencia externa que de su estado interior.

Ha olvidado que es un hombre hecho de cosas que no se compran.

Su cabeza es una multitud de voces egoístas y ajenas.  Hace lo que hace pensando en lo que hara despues.

Hace callar a su hijo para escuchar a un desconocido por televisión. Pero deja todo, incluso al televisor, si suena su telefono.

Engulle la comida apurado como si fuera  una obligación. Y obligado por el mismo, va a cumplir con un fin ajeno. Un objetivo que no es suyo, algo que persigue ansiosamente solo porquemuchos desean lo mismo.

No sabe que ese puede ser su ultimo almuerzo y la ultima vez que vera a su familia.

No sabe que el milagro del sol cada mañana y de la luna cada noche

Acabara sin su consentimiento.

GALLINAS


Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.

La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.
Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas el intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.
¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario...


                                                               Rafael Barrett. 1910.